
EL PACEÑITO
“Si no fuiste a la fábrica de chocolate no terminaste de conocer la Paz” es lo que se escucha a casi todos los vecinos de la ciudad y desde que se inventó “la joya” no hay dudas que el lugar merece una excursión.


Los buenos libros deberían leerse solo en lugares perfectos.
Una línea interminable de camalotes viene bajando. Enormes, pequeños, avisan que aguas arriba llovió.
Inmutables, los bañistas pueden nadar pero tienen su límite: la mirada atenta de los bañeros que desde pequeños mangrullos lo controlan todo en verano.
A partir del otoño, la playa se vuelve un desierto de gente y solo le dan vida quienes salen a pescar artesanalmente.
Pero siempre el río tiene algo para mostrarnos, algo para leer en sus aguas. Algo para contarnos….
¿Dónde estoy hoy?
En la famosa playita del faro, la más céntrica de La Paz, Entre Ríos.
Aquí se encuentra instalado el Complejo Puesta del Sol, que logró armonizar de manera perfecta un restaurante de pescados y mariscos, y carnes y pastas que permanece abierto todo el año, donde todas sus mesas tienen vista al río...
Basta con abrir sus puertas para sorprendernos con cuadros y obras de artistas paceños que proponen como temática el litoral que junto a piezas únicas le aportan al lugar una escenografía perfecta con la geografía exterior.
En un acertado desnivel de terrazas hacia el río se encuentra el patio cervecero, uno de los orgullos del Complejo Puesta del Sol.
De maderas sobrias y elegantes, con cálidas bombitas de luces y con aire a parador marino, este lugar se vuelve un imperdible a toda hora, tanto para almorzar o cenar a la luz de la luna, estrellas o velas.
Pero si existe un momento del día donde todo se vuelve perfecto y cada color es irrepetible ese es el atardecer.
No por nada el complejo fue bautizado como “puesta del sol”, en honor al momento mágico donde no existe nada en el mundo más importante que ese preciso instante en el que el sol comienza a abandonarnos.
Una imagen que se repite los 365 días del año pero que sin embargo es distinta cada tarde.
Quién escribe esta experiencia ha tenido la suerte de viajar y apreciar la puesta del sol desde muchos lugares, sin embargo, como se retira el sol cada tarde en La Paz, Entre Ríos, hay pocos.
Cada tarde, el sol se apodera y conquista para sí al litoral todo, encerrándolo en un circulo perfecto y enorme que logra mutar del naranja al rojo y llegar hasta el color fuego transportándonos mentalmente a las sabanas africanas, al mar Egeo o al calor de un desierto interminable.
Así se va el sol en La Paz…. y se lo aplaude desde el corazón, los 365 días del año...
Textos y fotos: Pablo Etchevers
Hay lugares perfectos que invitan a relajarse, a mirarlos, a dejarse llevar por lo que la naturaleza quiere mostrarnos. Aquí te mostramos uno…



“Si no fuiste a la fábrica de chocolate no terminaste de conocer la Paz” es lo que se escucha a casi todos los vecinos de la ciudad y desde que se inventó “la joya” no hay dudas que el lugar merece una excursión.

Semana Santa, el cumpleaños de la ciudad o cualquier otra festividad se vuelven excusa perfecta para disfrutar de un plato que identifica a La Paz, Entre Ríos.

No hay nada más hermoso que pescar un dorado. La lucha es interminable, ni hablar de sus saltos cuando se siente clavado. El Dorado es el pez más hermoso que habita el río Parana.

Es el paseo ideal para visitar con los más chicos. Perdida en el bosque y frente al río, esta fábrica-casa de cuento guarda historias increíbles que seguramente te contarán sus dueños, Karen y Osvaldo. Imposible no comprar algo....!!!!
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